Por Arturo Corona M.

Se acusa al destino cuando uno tiene la desgracia de verse involucrado en un accidente y le toca estar en el lugar equivocado en mala hora. Dicen que cuando te toca nada te salva, ni girar la cama para engañar a la muerte como en el libro “Macario” de B. Traven y en la cinta del mismo nombre interpretada por Ignacio López Tarso. El libro dice que cuando la muerte se paraba en la cabecera del enfermo, nada se podía hacer para evitar lo irremediable. Macario mueve la cama para evitar que la muerte se lleve a una persona, pero esta vuelve a aparecer en la cabecera. Puedes estar en la rayita, pero cuando la cruzas sucede una tragedia.

Por un segundo

Siempre estamos hablando de que estuvimos cerca de un accidente pero no nos tocaba. Ese es el caso de los turistas Hanno Lay, Michael Maier y Axander Inmie, quienes la mañana del miércoles estaban en el cruce de Avenida Hidalgo, y Paseo de la Reforma, por el metro Hidalgo, cuando dos alumnos de foto periodismo de la Escuela Carlos Septién les tomaron un par de fotos. A los 10 minutos un veloz auto manejado por la señora Marcela Trujano, los arrolló. Maier y Inmie que minutos antes sonreían a la cámara y planeaban su recorrido por La ciudad de México, perdieron la vida. Hanno Ley no recibió ni un rasguño. Que es esa casualidad que los hizo estar parados en el lugar equivocado en el mismo momento en la señora Trujano los encontró en la esquina y los arrolló.


Cecilia Lora

Otro caso distinto pero no diferente es el de Cecilia Lora, hija de Alex Lora, líder del Tri. Participó en un accidente de tránsito, su vehículo impacto otro que a la vez arrolló y mató a una persona, una vez más se suman una serie de coincidencias fatales que terminan mal. La señorita Lora por lo pronto mató a una persona, a ella y su familia les cambió la vida por un acto imprudencial, ella manejaba bajo el influjo del alcohol, y trató de evadir su responsabilidad negando que ella hubiera manejado.


En resumidas cuentas, no sé que ocasionó la tragedia de los tres jóvenes europeos, pero sí es como dicen testigos, Marcela Trujano se pasó el alto para ganar tiempo y no llegar tarde a donde se dirigía, o tal vez manejaba hablando por teléfono o pintándose los ojos. El manejar es una cosa peligrosa, el conductor esta al control de un bólido de más de una tonelada de peso que se puede convertir en una arma mortal, si manejamos cansados, borrachos, con el teléfono celular o una taza de café, es muy probable que tengamos un accidente. El gobierno del DF tiene prohibido en su reglamento de tránsito hablar por teléfono y conducir, pero nadie obedece ni la autoridad lo hace cumplir. Ya va siendo hora que se respete esta prohibición.

La gallina de los huevos de oro

El jefe de gobierno Marcelo Ebrard se sacó de la manga un nuevo impuesto para todos los que conducimos un auto con placas del DF. Cada tres años vamos a tener que gastar 220 pesos por auto para reponer la tarjeta de circulación. En un clásico “sabadazo” Ebrard hizo el anuncio basado en la excusa de que así habrá más seguridad y todo será mejor y viviremos felices. Lo que no dice es a donde irán los más de 500 millones de pesos que obtendrán, aunque todos sabemos su destino. La autoridad siempre le ha gustado robar a los automovilistas con nuevos impuestos desde la tenencia, la verificación, el ISAN, el impuesto a la gasolina, los franeleros, los estacionamientos, las grúas, los candados, los autos con la gallina de los huevos de oro. Sr Ebrard por favor no abuse.

2 comentarios :

  1. Sí casualidades y causalidades. Dos circunstancias que nos pueden cambiar la vida y el destino en cualquier momento. Esos 220 pesos de cada tarjetón, no sé por qué, pero los visualizo en campañas políticas. Estos ratas nos seguirán ordeñando hasta que aprendamos a defender nuestros derechos; o sea como en quinientos años más, si todavía hay país.

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  2. Sí casualidades y causalidades. Dos circunstancias que nos pueden cambiar la vida y el destino en cualquier momento. Esos 220 pesos de cada tarjetón, no sé por qué, pero los visualizo en campañas políticas. Estos ratas nos seguirán ordeñando hasta que aprendamos a defender nuestros derechos; o sea como en quinientos años más, si todavía hay país.

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