Después de una investigación más seria sobre el socavón en el paso exprés de Cuernavaca, la Secretaria de la Función Pública y el Órgano Interno de la SCT encontraron 22  irregularidades en la obra. Hay fallos desde su licitación, en su asignación, una inadecuada planeación,  fallos en su construcción, en la supervisión. Hay pagos en exceso. De un presupuesto inicial de mil 34 millones de pesos el costo se disparó a dos mil 213 millones de pesos y sin que exista un motivo aparente ó justificable para el incremento. Además se encontraron omisiones en las recomendaciones técnicas en el tramo del socavón.

En Resumidas Cuentas el paso exprés viene a resumir la manera irresponsable por decir lo menos, en que la SCT licita obras, las construye y las inaugura. Sí no hubiera habido socavón, tal vez la cadena de ineptitud no se hubiera dado a conocer. 

Las irregularidades reportadas a tres áreas auditadas no son menores. Los funcionarios bajo la lupa tienen un plazo de 45 días para atender estos hallazgos e iniciar los procedimientos de responsabilidad correspondientes, dice el dictamen. Se entiende que la lista de funcionarios públicos, desde Gerardo Ruíz Esparza, el secretario de Comunicaciones y Transportes, hasta los funcionarios altos, medios y pequeños están involucrados en esta cadena de errores que terminaron con la vida de dos personas en el socavón.  Asimismo el consorcio Aldesa-Epccor, más la empresa que debería supervisar que la construcción fuera la adecuada, son responsables de algunas de estos 22 puntos de la lista de hallazgos de la Secretaría de la Función Pública y la propia SCT. 

La culpable: una coladera tapada GRE


Gerardo Ruiz Esparza, al conocer el dictámen dijo lo que tenía que decir, “Se seguirán las investigaciones hasta sus últimas consecuencias y quienes tengan responsabilidad, se trata de servidores públicos, empresas privadas o funcionarios locales, tendrán que asumir su responsabilidad”. Responsabilidad que hasta ahora ha caído sobre el representante de la SCT en Morelos y nadie más.  

No debieron de moriir


La auditoría de la Función Pública y del Órgano interno de fiscalización de la SCT rechaza lo que se dijo en un principio por el propio secretario Ruiz Esparza, que una coladera tapada con basura había sido el origen del socavón que se abrió la madrugada del 12 de julio pasado y costó las vidas de Juan Mena López y su hijo Juan Mena Romero al caer su auto y no ser rescatados a tiempo. Estamos ante una cadena de irregularidades desde el momento de la licitación de la obra, su asignación, su construcción, supervisión y entrega que costó el doble de lo planeado y no se realizó conforme a los parámetros y regulaciones existentes.   

¿Qué sigue ahora? Los verdaderos responsables de las omisiones y abusos cometidos ¿serán castigados? La respuesta ya se sabe hoy. No.

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