La caída del peso ante el dólar se puede atribuir a la mejoría en las encuestas de Donald Trump, o a la reunión de la Reserva Federal o a la reunión de los países petroleros que buscan estabilizar los precios, pero poco se dice de las causas internas como la enorme deuda gubernamental, la caída en la imagen presidencial, la inseguridad. Los analistas buscan espacios para explicar lo que hasta hace días se veía lejano, un tipo de cambio peso-dólar que ha superado ya la barrera de los 20 pesos. Hace un par de meses se hacía el chiste de mostrar un billete de 20 pesos como uno de a dólar, hoy ya no alcanza ni para eso. El proyecto de presupuesto entregado hace unos días al Congreso espera tener un tipo de cambio de 18.20 pesos el año que entra, pero con esta turbulencia la meta se ve lejana y se abre a debate la necesidad de ajustarlo. 

José Antonio Meade, el recién llegado Secretario de Hacienda se estrena con una olla exprés explosiva como las de Nueva York. Hace dos semanas el tipo de cambio era de 18.26 pesos, hoy 20.17 pesos, una diferencia de casi dos pesos. Esto se traduce en inflación para el consumidor, altos costos para las empresas por deudas en dólares, Pemex gasta más en comprar gasolinas que tarde o temprano reflejará en los precios al consumidor, la amenaza de un nuevo aumento a la luz está a la puerta.  

Pero no todo son malas noticias, los exportadores que venden en dólares ganan más, los trabajadores mexicanos en los Estados Unidos multiplican el dinero que mandan a México, Pemex gana más por la exportación de petróleo pero las empresas que importan insumos en dólares o tienen deuda en la moneda de George Washington se truenan los dedos. 

¿A quién culpamos? El villano favorito es Donald Trump. Aunque el candidato republicano ha reducido la diferencia que lo separa de su rival demócrata Hillary Clinton, la moneda está en el aire. Al menos hasta que se vea a los dos candidatos cara a cara el próximo lunes 26 de septiembre en el primer debate. Si gana Trump no sólo presionará para levantar un muro que paguemos nosotros, sino iniciará una política proteccionista que le pega a nuestros productos. México exporta el 80 por ciento a los Estados Unidos, nuestro principal socio comercial. La renegociación del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica no augura nada bueno para nosotros.

El Banco de México y la Secretaría de Hacienda no han dado pistas sobre las medidas que seguirán para enfrentar la  turbulencia y sus efectos. Aunque se espera que la presión baje tras la decisión de la Reserva Federal de los Estados Unidos de dejar las tasas de interés sin cambios entre 0.25 por ciento y 0.50 por ciento. Sin embargo no se descarta que el Banco de México aumente un cuarto de punto su tasa de interés para disminuir la salida de capitales. 

Sea cual sea la explicación, el efecto Trump se ha convertido en el barómetro de la economía mexicana y en la mejor excusa para culpar a alguien de nuestra "turbulencia".

1 comentarios :

  1. !Caray tal parece estamos en un callejón sin salida!
    !El futuro ya no es incierto, es catastrófico!
    @aldu_maria

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