Por Arturo Corona M.
Pocas personas han prestado
atención a la relevancia de lo acordado en el seno del PRI para cambiar los
estatutos que imponían candados al iva a alimentos y medicinas.
La "roque señal" |
Después en octubre del
2009, el Senado aprobó el más reciente aumento del Impuesto al valor agregado
que pasó de 15 a 16 por ciento.
En España, inmersa en la crisis económica, el impuesto subió de 18 a 21 por ciento, con otras dos tasas menores diferenciadas de 8 y de 4 por ciento.
Mariano Rajoy no cumplió |
El país con la tasa
impositiva más alta es Islandia con 26 por ciento, Suecia con 25, Italia con el
23 por ciento, Francia el 21, el Reino
Unido el 20.
Se maneja una tasa
diferenciada en México, la exención de una canasta de alimentos esenciales y
medicamentos del cuadro básico.
Para los que apoyan el
aumento al iva aseguran que es un impuesto del que no se salva nadie, todos lo
deben de pagar y lo recaudado ayudará a una menor deuda. Eso en el papel y para
los que favorecen la medida.
Los críticos aseguran
que esto va a empobrecer más a lo que tienen menos, proponen limpiar la casa y
evitar la evasión, que la economía informal pague y las grandes corporaciones no
le den la vuelta a sus obligaciones, se amparen, ganen juicios para que
Hacienda termine devolviendo impuestos.
Esas son las dos grandes
tendencias con el tema del iva.
Nadie quiere más impuestos |
En más de la economía, el Banco de México decidió disminuir la tasa de interés de refrencia de 4.5% a 4%. Esto significa en el papel que ante una menor tasa la gente ahorra menos y consume más, abarata los créditos, hay un mayor acceso a los préstamos y se deprecia el peso lo que fomenta las exportaciones.
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