Por Arturo Corona M.

Varios acontecimientos han precipitado la atención hacia la mal llamada “guerra” contra el narcotráfico. Desde el artero asesinato de 15 jóvenes en Ciudad Juárez, la muerte a ráfagas de “cuernos de chivo” de tres funcionarios del consulado de Juárez, la muerte bajo condiciones inexplicables de dos jóvenes estudiantes de posgrado del Tec de Monterrey por no hablar de los 5 mil asesinados con violencia que han caído este año y los 16 mil en los tres año del sexenio de Felipe Calderón. Pero sin duda estos tres dolorosos acontecimientos nos han hecho preguntar a muchos si la estrategia en la lucha contra el narcotráfico es la adecuada.

Legalizar las drogas

No me voy a convertir en experto de la noche a la mañana en guerra contra el tráfico de drogas, pero lo que sí puedo hacer es recoger y darle espacio a las voces que opinan que la estrategia para acabar con este mal es la equivocada y no son voces cualesquiera. Mario Vargas Llosas quien estuvo en nuestro país, aprovechó la inauguración de la muestra: “La Libertad y la Vida” una muestra en su honor en el Palacio Cultural Banamex en la calle de Madero, para pedir que se analice la legalización paulatina de drogas como la mariguana. Dice el autor de la “Fiesta del Chivo”, que la represión no es suficiente para atacar este mal. Carlos Fuentes otra voz que opina en ese mismo sentido, dice que es evidente que la política de violencia y represión ha fallado y comenta que así como la época de prohibición en los Estados Unidos ocasionó un auge de la delincuencia hoy enfrentamos algo similar y apoya la legalización en etapas y en conjunto con los Estados Unidos. De hecho en los estados de California y al menos 14 estados más se puede comprar mariguana con fines médicos.

El resultado no es como lo dijo con cierta ironía el serio Doctor José Ángel Córdoba Villalobos, secretario de Salud, “las reumas han aumentado en los Estados Unidos”. El hecho es que la nueva estrategia mundial contra la droga está girando hacia nuevos enfoques más humanitarios y ataca el problema desde el punto de vista de salud. Se deja de etiquetar al consumidor como delincuente y se busca su rehabilitación, los productores del campo que siembran mariguana empujados por la necesidad bien podrían producir la droga y venderla como una cosecha más.

El opio como medicina

Esto que parecería un enfoque inocente o romántico de un serio problema que ha cobrado ya 16 mil vidas en tres años, se analiza con seriedad. Los Estados Unidos estudian un plan piloto que erradique la producción de opio en Afganistán. La guerra contra el cultivador no ha permitido terminar con este comercio ilegal. El empleo de la violencia y la represión no combatía el negocio, lo que hacía era encarecerlo. Se destruía un plantío y los que quedaban producían el faltante al doble de precio. Hoy la producción de la amapola en Afganistán se ha revisado para usos medicinales y se estudia su transformación en una industria legal que le permita al campesino vivir mejor dentro de la ley, impulse el desarrollo y capte recursos legales. De esta manera los talibanes van a quedar sin esta fuente de ingreso ilegal.

En resumidas cuentas, la legalización de la mariguana tendría que ser simultánea en Canadá, los Estados Unidos y México y etiquetar su uso para fines medicinales. Se cuenta ya con la experiencia del estado de California y de otros 15 más en los Estados Unidos y no sólo ha bajado el consumo, sino ha descendido el índice de delincuencia. En Afganistán se arma un plan piloto para la producción de opio. No dudo que esta nueva estrategia se haya mencionado en la reunión binacional México-Estados Unidos. Sí se discute con seriedad la legalización paulatina de las drogas, seguramente el resultado podría ser distinto. Al tiempo.

0 comentarios :

Publicar un comentario