Dice el refranero popular que más vale tarde que nunca, tras la columna pasada titulada “Los olvidados”, en referencia a los familiares de los 16 jóvenes asesinados por el crimen organizado en Ciudad Juárez, dos semanas más tarde, el presidente Felipe Calderón pisa la ciudad fronteriza para desagraviar a los familiares de estos jóvenes. El mismo Calderón ante lo que supongo fue una falta de información y de sensibilidad, había calificado a los jóvenes asesinados de delincuentes, el jueves rectificó. Ante los dolidos padres, les ofreció disculpas y se refirió a las víctimas de la masacre como “muchachos ejemplares”, la señora Luz María Dávila madre de una de las víctimas encaró a Calderón y le dijo que no era bienvenido. Otra voces que se querían hace escuchar fueron alejados a empujones del lugar donde hablaba el presidente.

¿Rectificación?

La visita presidencial marcó un cambio al menos en el discurso. Hace tres años en marzo del 2007, todos vimos a un Calderón vestido con uniforme militar declarando de manera unilateral la guerra al narcotráfico y al crimen organizado, el presidente no consultó con representantes, o grupos sociales, simple y sencillamente sacó a marinos y soldados de barcos y cuarteles para lanzarlos a una guerra para la que no estaban preparados –no tenían por qué estarlo- y ordenó presencia en Chihuahua, Michoacán, Guerrero, Sinaloa, Tijuana, Nuevo León, al fin para eso es el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, sus insignias de general de cinco estrellas así lo muestra. Sin embargo ante la falta de coordinación entre policías, federales, estatales, militares y marinos, se han dado golpes más mediáticos que efectivos, el número de muertos de ha elevado, cada 48 minuto muere una persona relacionada con la delincuencia organizada. El desastre en Juárez es la cara de la lucha contra el narcotráfico, una ciudad golpeada por asesinatos y ejecuciones diarias ante una autoridad incompetente.

Un problema de todos

Hoy el discurso presidencial ha dado un giro, dice Calderón que “se requiere una acción mucho más integral, que no basta la incursión policiaca o la presencia militar”, sino que son necesarias acciones mucho más amplias, medulares y no sólo complementarias. El presidente pidió a los juarenses propuestas ya que son los que viven día a día la situación y puntualizó: “Todos somos responsables del problema y por ellos todos somos responsables de resolverlo”.

Legalizar las drogas

La semana pasada mencione el punto de vista de Tomas Eloy Martínez, el escritor y analista argentino que recién murió. El favorecía la legalización del consumo de drogas como una salida a este flagelo que parece no tener fin. Eloy Martínez dijo que “el poder de la droga genera una reacción opuesta más violenta”. Aseguraba que el arma más efectiva contra los jefes del narcotráfico es arruinarles el negocio legalizando el consumo. Carlos Fuentes, en una conferencia en la Universidad Ibero, apoyó la despenalización paulatina de las drogas empezando con la mariguana para terminar con los narcos. Fuentes dijo que en un principio aumentaría el consumo pero después este bajaría. Afirmó que nunca había visto una etapa de inseguridad crimen y violencia latente como la que hoy se vive en el país. Aseveró que la autoridad no ha sabido responder de manera adecuada.

En resumidas cuentas, no bastó declarar la guerra a los cárteles de la droga, ya se ha visto que se corta una cabeza y brotan dos o tres o cuatro más. El enviar al Ejército a patrullar las calles sin el conocimiento de cómo enfrentar a este enemigo, sólo lo ha golpeado. Basta ver la lluvia de supuestas denuncias por abusos de los derechos humanos, el contacto con las mafias ha logrado que más de un militar cambie de bando. Hoy a tres años de una guerra perdida por más discursos triunfalistas y spots motivacionales, los muertos de Juárez saltan a la vista. Sí le tardó tres años al presidente Calderón reconocer que es un problema de todos, esperamos que haga un alto en el camino y revise la estrategia.

2 comentarios :

  1. Mi estimado Arturo:

    En mi opinión lo realmente criticable de la lucha de Calderón contra los narcos es el evidente desconocimiento tanto de la dimensión real este fenómeno, como de su gran penentración en las instituciones y en sociedad civil. Careciendo de estos presupuestos esta lucha estaba perdida antes de comenzar. El guerra en Iraq, en este sentido, es un ejemplo más que eleccionador. Saludos.

    Jorge Gutiérrez Ch.

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  2. El Sr. Calderón nos debería ofrecer diculpas a todos por haber declarado la guerra de maneria unilateral y no habernos preguntado. Ahora si dice que todos somos corresponsables, no tiene verguenza.
    Yolanda Aguirre
    Ciudad Juarez, Chih.

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